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miércoles, 4 de mayo de 2011

LOS NOMBRES

El poner el nombre a los que nacen es normal. Es común poner el nombre de uno de los dos padres y a veces de los dos, además en los nombres legítimos, de los que son descendientes de una corona real que a veces llevan un nombre por cada rama de la parentela. Esto no es bueno.

Para nosotros, los metafísicos, el alma de una corriente de vida que emanó de Dios Padre-Madre, ha adquirido una vibración que es la sumatoria de todas sus experiencias, eso representa una vibración del alma, ES el alma.

Cuando una madre está embarazada la vibración del encarnante va teniendo contacto con la vibración del alma de la madre, es como si dos cuerdas de la guitarra suenan a un mismo tiempo y si grabamos el resultado es un sonido que no es el de la madre ni del encarnante pero son dos vibraciones que se van armonizando, es en esa época que la madre va intuyendo el nombre que le va a poner al hijo que está por nacer.

Cuando es así, normalmente al niño le gusta su nombre, es diferente si lo elige otra persona ajena al niño. Es otra vibración.

Otra de las razones que tiene el nombre no armonizado es que cuando se le hace un tratamiento metafísico de curación y se nombre con el apodo no tiene validez porque no está registrado en la Junta Kármica.

Aparte un apodo o apócope psicológicamente disminuye su personalidad. Cuando sea grande, por la misma razón no se le debe llamar con el diminutivo, es decir no se le debe llamar Carlitos, porque la persona psicológicamente se siente mas niño que mas hombre.

Generalmente la persona que no lleva el que le corresponde vibracionalmente lo rechaza o no le gusta su nombre.

Puede ser que le guste pero no recibe la radiación de la vibración que le correspondía.

Es la madre la que tiene que poner el nombre a su hijo de acuerdo a su intuición.



José Ignacio Rigoni

El nombre que nos pusieron al nacer, como queremos que nos llame la gente, o el apodo que tenemos a gusto nuestro, vibra y atrae por “Principio de Vibración”, lo que ese nombre significa. Si a alguien le ponemos el nombre de un animal, como “ardilla”, que son animales que muerden de forma fatal, transmiten infecciones mortales y que esta prohibido hasta tocarlas, llamar a alguien con este apodo, la conecta con esa vibración. Y si alguien nos llama así, “No hay porque aceptarlo”. La gente cuando le cambia el nombre a uno, denota psicológicamente, querer que nosotros actuemos de acuerdo con ese nombre, como es el caso de los diminutivos a nuestro nombre, como “Mariíta” o “Luchito”, es que nos quieren dominar, aunque sea esto sinónimo de cariño. Eso “No hay porque aceptarlo” menos aun, cuando se tienen nombres que denoten virtudes, que sean bíblicos o de seres de Luz como “Rubén”, que es sinceridad; “Miguel”, que significa, “quien como Dios”; “Sebastián”, que es entrega a Dios; “Juan” que es “Misericordia de Dios”; o “Graciela”, que es “Gracia Divina”. Si alguien tiene un nombre que le gusta, es de excelente vibración, esa es su “resonancia cósmica” y si alguien atenta cambiárselo por un sobrenombre de algo inferior, es un atentado contra el “mantram personal”, de su “Sagrado Ser”. “No hay porque aceptarle” a nadie, que nos ponga sobrenombre o que nos minimice.

Apego / Desapego

El desapego no es una condición negativa, sino una condición vigilante, positiva,que nos libera de algo que impide en nosotros el contacto con el alma, ese algo es el miedo a la libertad. Tenemos apego cuando tenemos miedo a la libertad. Tenemos apego cuando perdemos el poder interior. Tenemos apego cuando nos volvemos dependientes de una persona,de un evento, de una circunstancia.
El apoyo nos hace perder el poder, porque nos hace perder el punto de apoyo interior y este es autonomía. La autonomía es la condición del alma, del contacto de la personalidad con el alma. Solamente cuando seamos autónomos, nos aceptamos, nos reconozcamos, tengamos autonomía interior y seamos nosotros mismos; entonces recién el alma podrá anclarse en nuestro vehículo.
Nosotros somos fundamentalmente el alma que utiliza la personalidad. Pero el lama es virtual, es potencial, es como un futuro incierto cuando nosotros no somos libres. El alma solo se puede asentar, en medio de la libertad.
El apego negativo lo llamamos rechazo o aversión. Estamos apegados a un sentimiento que volvemos resentimiento. Y el resentimiento como una forma de aversión es el peor de los apegos. El apego no solo es la dependencia del otro, el apego siempre es la dependencia de un sentimiento. Los apegos se dan en el campo emocional o en el campo astral, que es el campo de los sentimientos.
En ambos casos nos separamos, porque no hay peor separación, que la de la proximidad física, cuando no hay libertad. Puede que estemos muy juntos y muy cerca, pero si la relación se basa en el apego estamos profundamente separados en nuestra esencia. Mientras más cerca estén nuestros cuerpos y nuestras personalidades; si hay apego, más lejanas estan nuestras almas.
Mientras más cerca estemos, más prisioneros somos el uno del otro, si la relación es de apego. Una relación es de apego si produce sufrimiento; no hay sufrimiento, sin apego.
La condición del sufrimiento es el apego. Tú puedes irte o puedes quedarte, pero si yo sufro es porque estoy apegado y si estoy apegado a tí, es porque estoy inseguro de mí, porque necesito un punto de apoyo exterior. Si estoy apegado a tí, es porque estoy inseguro/a de mí. Si yo estoy apegado a tí, estoy violando mi libertad, si tú estas apegado a mí, entonces también estas violando mi libertad.
De tal manera que la mejor manera de unirse es paradójicamente liberarse. La mejor manera de encontrarse es desaparecerse. La mejor manera de no rechazarte es paradójicamente aceptarme a mi mismo/a. Así se pueden ver las paradojas que se dan en una relación que tiene como punto de partida la reflexión; yo me miro y observo en un espejo que eres tú. Aquellas cosas a las que yo me apego son esas inseguridades y vacios interiores que tengo. De manera que te estoy utilizando en la relación como un instrumento para compensar mis carencias. La relación no es un instrumento para compensar carencias, sino es un instrumento de liberación.
Si Yo te necesito a tí para llenar mis vacíos, pobre de tí y de mí, porque te voy a atrapar en la prisión de mi vacío. Si tu me necesitas a sólo para compensar tus vacíos en la relación, no me vas a dar más que tu carencia, tu sombra y tu pobreza. No me vas a regalar lo mejor de tí mismo/a que estu riqueza y todas aquellas cosas que ya has afirmado, aquello que traes para regalarle al mundo desde tu propio corazón.