Centrar la atenciòn en el corazòn y expandir su luz.

Siente que el corazón es un sol que irradia luz, energía y poder.
Concentra la atención allí, en el latir del corazón e imagina que
la Luz se expande cada vez mas. Siente el poder y la fuerza del
Yo Divino, porque, es en el corazón, donde se hace la conexiòn.
Has dejado la mente en blanco y no piensas en nada, sino en que eres
un sol de luz.
Permanece Tranquilo/a y en paz. Prolonga el tiempo de la contemplación
cuanto puedas o hayas decidido.
No entres en la contemplación con la idea de adquirir poderes extraordinarios,
hacer viajes astrales, etc.
Se trata de un ejercicio sencillo y practico para conectarte con el Divino Poder
del Padre, la fuente Suprema de lo Perfecto y de todo bien. Para ello es preciso
la unión consciente con Yo Soy que da la contemplación.

SALUDA A TU PRESENCIA, les das las gracias por su amor y por haberte conducido.
durante tantos siglos y edades, hasta el nivel hasta donde te encuentras, puede ser de la siguiente forma:

SALUDO, RECONOZCO Y BENDIGO A MI DIVINA PRESENCIA CRISTICA, ME ELEVO A LA CONCIENCIA
DE LUZ. REALIZO LA UNIÓN CONSCIENTE CON MI PADRE EN AMOR, SABIDURÍA Y VOLUNTAD.
SIENTO LA UNIÓN, CREZCO EN PODER, EN FORTALEZA Y ASÍ ME ELEVO.

Yo Soy la Resurrección y la Vida del Amor Divino, la fraternidad y todo el Poder
Cósmico de la Luz en mi corazón. Expando esa luz en esta Contemplación y doy las
gracias.

Aquietarse no resulta fácil al principio, porque los vehículos internos están desajustados y no se tranquilizan, además la personalidad trata de interferir.
Esto se evita con el debido autocontrol.
El tiempo de la relajación debe ser , al principio y luego se ira extendiendo
hasta llegar a lo que ustedes quieran

Algunos decretos cortos pueden ayudar, por ejemplo:

1.- Mi templo esta en el corazón y es el templo no hecho con las manos.
2.- Yo Soy el sol dorado de la Presencia que irradia su poder en mí.
3.- Yo Soy un sol e irradió luz.
4.- Yo Soy la luz eterna infinita que se expande desde mi corazón.
5.- Yo Soy el sol dorado de la Presencia Crìstica que irradia las cualidades
de la Llama Triple, las cuales son Amor, Sabiduría y Voluntad.